
No se trata de la cuarta entrega de la afamada saga de películas, pero su guión bien lo podía haber escrito cualquier estrella hollywoodiana.
Cual atraco de celuloide, millones de espectadores del mundo entero pudieron observar como Zinedine Zidane nos ha robado al menos un par de años de fútbol de élite. El astro francés nunca debió abandonar la práctica profesional del fútbol. Zidane sigue convirtiendo el fútbol en arte cada vez que pisa un terreno de juego.
Este humilde aficionado al fútbol nunca le perdonará que nos privara de seguir admirando sus elegantes regates, sus controles perfectos, sus pases milimétricos y su mágica conducción de balón.
Por más que contemplo a Kaká, Cristiano Ronaldo, Messi o Agüero no logro ver la admiración y el respeto que el jugador galo infundaba no sólo a los aficionados, sino también a sus propios rivales.
La condena por este robo con alevosía la cumplimos todos los que amamos al fútbol: muchos años y un día de privación del talento en estado puro, que es el tiempo que tardará en aparecer otro de los denominados "grandes".
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